Arquetipos Carl Jung



Pero, ¿qué son los arquetipos?. Son estructuras básicas que forman parte del inconsciente colectivo, nos dice Carl Jung. Potencilidades diversas de expresión y realización personal que configuran una herencia psicológica general de la cual somos depositarios los seres humanos. (Cfr. Aldana, 1996).
Los arquetipos también se pueden entender también como esas formas determinadas presentes en todas las personas para afrontar la vida y que aparecen representadas a través de imágenes universales. Estas imágenes se encuentran presentes de una u otra forma en todas las culturas del mundo. (Cfr. Aldana, 1996).
Los arquetipos tienen una esencia que permance a través del tiempo. Así mismo, tienen un conjunto de múltiples facetas, o caras, dependiendo de la forma como se apropian o activan por cada persona.
Los arquetipos están incorporados en nuestro interior, en nuestro inconsciente o imaginario personal y colectivo. Podemos actualizar uno o varios de manera consciente. "En la medida que se hace más consciente la posibilidad de elegir y de ampliar el repertorio de maneras de ser y actuar, podemos asumir más libremente nuestra vida, nuestra actitud creativa" (Cfr.Aldana, 1996).
Por lo contrario, en la medida que no se hace consciente esta compleja naturaleza arquetípica corremos el riesgo de ser manejados de manera rígida y parcial por uno o varios arquetipos, con lo que las posibilidades de realización y de cambio son menores.
Todo arquetipo tiene su aspecto de luz y de sombra. "La sombra es el aspecto oscuro menos aceptado de nuestro psiquismo, lo que Freud denominó tánatos, o impulso de destrucción y muerte" (Cfr. Aldana, 1996). El lado luminoso del arquetipo representa las posibilidades de realización positivas y transformadoras de la persona. En su aspecto sombrío el arquetipo contiene los sesgos negativos, que se activan sobre todo en determinadas personas cuando asumen su naturaleza sombría de manera consciente. En todo caso, el cometido es "integrar la luz y la sombra de nuestro psiquismo, esto es las polaridades, lo cual implica flexibilidad en la manera de vernos y tratarnos a nosotros mismos, el fin último es integrar esas polaridades internas que están en lucha y que cuando se las niega, el lado sombrío termina por manejar el vehículo hacia el desfiladero. Frente a esto, la propuesta de Graciela Aldana nos llama a hacer consciencia acerca de estos complejos procesos teniendo como herramienta estratégica los arquetipos que activan una actitud flexible, o sea creativa.
Basándose en el enfoque de Carol Pearson, sobre los héroes interiores que habitan en toda persona, Graciela Aldana selecciona y propone aquellos arquetipos que resultan significativos específicamente para el proceso creativo, tanto para comprender el esplendor de la expresión creativa, como los bloqueos que la inhiben. De este modo, los arquetipos fundamentales para la comprensión y activación de la capacidad creativa son ocho:
El Viajero,
El Crítico,
El Bienechor,
El Destructor,
El Bufón ,
El Mago,
El Guerrero
El Artista.
En el camino de nuestra experiencia particular hemos incorporado también el arquetipo del Gobernante (Cfr. Carol Pearson, 1992) puesto que resulta el elemento integrador, el cual conduce a la síntesis y a la incorporación de los ocho anteriores.
El Gobernante es aquel sabio interno que nos permite seleccionar, eliminar, y decidir las mejores opciones, puesto que hemos pasado ya por un proceso previo de conocimiento, exploración y experimentación.
De manera muy breve anotamos las características que definen a los arquetipos que hemos anotado más arriba.
El Viajero, es el que nos lanza a la búsqueda, nos enfrenta con el azar y el riesgo de la aventura; nos hace salir del lugar de comodidad para encontrarnos con la plenitud de la vida, y con las diversas posibilidades para afrontarla. El viajero nos sacude con la emoción y la pasión que infunde el viaje y nos invita a la acción.
El Crítico es la parte pensante, objetiva que nos lleva a tomar las mejores decisiones, toda vez que no dejemos que "el criticón" que nos habita inhiba nuestra curiosidad, espontaniedad e intuición creativa.
Es muy importante que el viajero creativo sepa medirse, que sepa cómo anda el reino interior para saber si puede correr los riesgos de visitar otros reinos. El arquetipo del Bienechor nos advierte cómo anda nuestra relación entre el dar y recibir, con el propósito de equilibrar este proceso e incrementar nuestra capacidad creativa.
El Destructor subraya la importancia del proceso de transformación verdadero. Para avanzar en el cambio es necesario destruir todos aquellos viejos hábitos que ya no favorecen nuestros procesos de vida, nuestros procesos creativos, de tal modo que este arquetipo nos invita a "matar", deshaciéndonos de lo que ya no sirve. Limpiar la casa, para dejar espacio a lo nuevo.
El arquetipo del Guerrero es el que nos sitúa sin duda en la acción. Y nos recuerda que el proceso y la meta son igualmente significativos. El camino del guerrero debe estar signado por una serie de condiciones básicas: ha de contar con las armas adecuadas, que son las estrategias y tácticas para lograr cumplir la meta; saber dirigir la fuerza, con el fin de no perder de vista los objetivos y concentrar la atención, la inteligencia y la fuerza física en la realización de la tarea. El Guerrero nos previene de saber parar a tiempo y reconsiderar la marcha, hacer las adecuaciones necesarias durante el proceso, y finalmente, nos incita a la acción.
El Artista es el arquetipo que se relaciona con la capacidad de crear, inherente en todas las personas. Y nos invita a mantener ejercitadas algunas capacidades básicas, como son: la sensibilidad, la imaginación, la observación y la intuición.
Con estas capacidades como aliadas, la persona creativa contará con herramientas para renovar y crear. El artista ha de poder contradecir ese viejo mito al respecto de que creativos son exclusivamente los artistas y ciertos científicos. Aquí este supuesto se pone en duda y nos invita a la acción creadora.
El Bufón, es un arquetipo que nos conecta con una de las capacidades fundamentales que aportan frescura y renovación a los procesos creativos, como lo es la capacidad lúdica, el juego que a un niño o niña en constante acción transformadora. Un Bufón es un sabio que sabe reírse de sí mismo para extraer la verdadera sabiduría de toda lección.
El Mago es el arquetipo que nos llama a ser los dueños de nuestros propios procesos de transformación. Tiene el don de poder nombrar, una capacidad fundamental del mago que nos lleva a reconocer lo significativo de nuestros procesos creativos. El mago es aquel sabio que sabe respetar sus búsquedas creativas tanto como las de los demás. Un mago es un maestro que puede hacer "arriesgadas mezclas", mixturas alquímicas, a partir de la experiencia, a partir del conocimiento previo.
Y finalmente, el arquetipo de El Gobernante, es el líder que somos, quien sabe trabajar con una capacidad integradora, y una capacidad de síntesis. Podemos haber despertado arquetipos que muevan a la revaloración en el terreno de las ideas, pero si no tenemos un gobernante despierto, nuestras ideas se quedarán en las márgenes de las buenas intenciones. El gobernante nos ayuda a pasar a la acción con menos temores porque sabe evaluar cuáles son los momentos significativos para la acción.